julio 31, 2012

El Niño Conte

 
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EL NIÑO CONTE

Por Manuel Pereira

En la puerta de la revista Cuba, con el fotógrafo Ernesto Fernández (izq.) y Antonio Conte (al centro) 1969.
Hoy se cumple un año de la muerte de Lichi y da la tristísima casualidad que hoy también se me acaba de morir otro entrañable amigo en Miami: Antonio Conte, el Niño Conte, también llamado “El Diablo” por algunas de sus mujeres, aunque era la persona más bella que he conocido en mi vida.

Gran poeta injustamente olvidado, este cubano de vasta cultura fue un periodista brillante de quien aprendí los rudimentos del oficio cuando yo era un principiante y él ya un consumado cronista a finales de los sesenta.

Su papá había sido periodista en la era republicana, así que ¡de casta le viene al galgo! Su padre pasó a la historia del refranero popular cubano por aquella frase tan redonda: “duró lo que un merengue en la puerta de un colegio”.

Uno de los primeros libros de Conte, Afiche rojo, atesora versos inolvidables. Otras obras suyas -que ni siquiera guardaba en su casa pues estaba más interesado en escribir que en publicar- fueron la excelente novela La fuente se rompió, En el tronco de un árbol, Con la prisa del fuego, Ausencias y peldaños, Definición del humo… La belleza de estos títulos basta para advertir su maestría literaria.

La diáspora que a tantos nos dispersó, nos alejó durante muchos años. Cuando él andaba por Bogotá, yo estaba en Barcelona, cuando él andaba por Miami, yo estaba en México. Llamadas telefónicas y emails suplían a duras penas el contacto antaño tan cotidiano.

En su penúltimo correo electrónico se refería con sospechosa vehemencia a Baudelaire. Estaba obsesionado con estos versos: “Je veux bâtir pour toi, Madone, ma maîtresse/ Un autel souterrain au fond de ma détresse/ Et creuser dans le coin le plus noir de mon coeur/ Loin du désir mondain et du regard moqueur/ Une niche, d’azur et d’or tout émaillée.”

Todo eso del altar subterráneo, del nicho, del rincón más oscuro del corazón… me dio muy mala espina. Para tranquilizarlo, le envié un par de escandalosas madonas de Munch y de Fouquet.

Otro de sus temas favoritos conmigo era el cine. Sabía tanto de eso que, de haber querido, hubiera podido ser un gran cineasta o un estupendo crítico. Pero Conte tenía un defecto: le faltaba constancia, no lograba concentrarse en nada durante demasiado tiempo. En cambio, le sobraba talento hasta para regalar.

Casi siempre jaraneaba, y por eso lo recordaré con una sonrisa, pues nadie en el mundo me ha hecho reír tanto como él. Sus frases tan criollas, las jergas que solía inventarse, su ingeniosa manera de hilvanar las ideas, todo eso era irrepetible. Un gran conversador, como debe ser todo gran escritor.

Pero, aparte de sus chanzas, también podía ser un tipo de lo más reflexivo cuando le daba la gana. Y a veces sus ideas molestaban, pues yo creo que era un provocador y le gustaba hacer rabiar a la gente. A mí también me exasperó un par de veces, pero jamás dejamos de ser amigos. Porque la amistad -cuando es verdadera- está por encima de cualquier discrepancia transitoria y banal.

Por desgracia en los últimos años una afección cardiaca lo encamó en hospitales más veces de las que cualquiera pudiera resistir. Se ha ido el Niño Conte tras las huellas de Lichi Diego. De los tiempos legendarios de aquella revista CUBA quedamos cada vez menos: Iván Cañas por allá, Minerva Salado por aquí, Froilán Escobar por acá, Raúl Rivero por acullá, Reinaldo Escobar del lado de allá… De aquella época dorada es la foto que publico.

Me decía el Niño Conte en su último email fechado el pasado 16 de julio: “Yo nunca he renunciado a formar parte de ese pueblo, y si pudiera, y no hubiera el régimen que hay allí, por el cual todos nos fuimos, me iría con mi pensión a morirme en Cuba, en Cojímar, o en Guanabo”.

Murió en Miami. Pero espero que algún día no muy lejano sus huesos, o sus cenizas, puedan descansar en esas dos playas que tanto añoraba.

 (*) Publicado en Cubaencuentro el 31 de Julio del 2012.
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8 comentarios:

  1. Gracias por esta despedida. Yo estoy paralizada. Ayer lunes intercambié mensajes con él, el último de las 10:30 de la mañana y en la noche Iván me daba la noticia. Lo pude recuperar, de este extravió al que nos consagra la lejanía de la tierra, gracias a ti y recomenzó nuestro diálogo como ayer, con chispazos de humor para tratar las cosas más serias y con esa cubanía en los giros del habla y la escritura que le era tan particular. Hoy, te agradezco doblemente el habérmelo devuelto.
    Lloremos juntos otra vez, Manolo. Hace un año estábamos tu y yo, consternados junto al féretro de Lichi, sin sospechar la pena de hoy.
    Recórdemoslo siempre.

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  2. Muchas gracias, Pereira, por esto. Conocí a Conte hace muchos años. En los tiempos de Affiche Rojo. Esa foto frente a la Revista Cuba me trajo su figura de nuevo, tal y como lo recordaba, como tú lo describes.

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  3. Gracias Manolo por recordar y destacar justamente a un amigo inolvidable, a un talento irrecuperable....Cada vez quedamos menos, lo se, pero el recuerdo vive y pervive.....alla nos veremos con el y con Lichi, bajo la mata de mango que siempre anhoro, en una cuba libre.....al fin.....
    Ivan Canas

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  4. La muerte de Conte me sorprendio de visita en Miami, en donde no habia podido contactarlo. Pero el sabado Ramon Fernandez Larrea y yo estuvimos hablando de el y de localizarlo para verlo. Ahora la triste noticia nos fulmino a los dos. Tu articulo, Pereira, y la foto, me trajeron un mundo de recuerdos de Conte, y tambien de la tristeza enorme que nos embarga con su perdida.

    Jose Yanes, Miami, a las 4 y 55 PM

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  5. Iddia Veitía Gómez1 de agosto de 2012, 13:15

    Yo simplemente me niego a aceptarlo. No pensé que me faltaría tanto su cubanía y su cariño. Desde que era una niña deambuló en mi familia y ya de grande en mi vida. Pero te voy a encontrar Antonio Conte, te lo prometo, como te dije ayer en la mañana, a mi me vas a tener que dar candela como el macao. CANTÓ BONIATO¡¡¡¡

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  6. Acabo de recibir la noticia por mi entrañable amiga Coralia desde Suiza, que encontro el articulo de Manuel, gracias Manolo por recordarlo...el Niño Conte, niño-diablo se nos fue, qué tristeza tan grande Antonio... qué tristeza..nos conocimos en la Filmica de las Far, por alli pasaba él cada mañana preguntando qué se sabia de nuevo sobre las Navidades..asi poblo él mis dias de poemas de Vallejo y de Cernuda, de Wichy el Rojo, de risas, se reia muchisimo de lo humano y lo divino, bajabamos la calle Obispo cantando algo de Maria Teresa Vera, yo con uno de sus libros bajo el brazo, "agua del recuerdo"..adios niño Conte, todo mi cariño, el de siempre para ti.. Mercedes.

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  7. Retablo para Wichy

    Los amigos acuden al convite de un muertoen su único estado posible,entre solemne y solo, entre profundo y místico,aromado para siemprepor un mar de palabras tan hermosascomo su mano en el aire,despidiéndome bajo un cielo que había que ver,mientras dos muchachas se aferraban a nuestros ojos,temerosas de que escapáramosbajo aquel cielo cruelmente azul de mayo.Aquí quedamos los amigospara llorar o hacer cuentos, o recordarcada quien a su modo,cada cual a su abismo, porque el muerto era ubicuocomo una ráfaga de amor e ironía,con su manera envolvente de mentir,hacer planes, y casi siemprecontagiarnos de su ingenio;ahora nos convida a los amigosa los eternos deudoresde su enorme cabeza de zanahoria,nos invita el poeta a que estemos con él,no en su extensa morada de tierra y frío,sino en la feria grande de la vidaque modeló su versoporque nunca sabremosla cantidad exacta de yerbabuena y de ternuraque nos lega un poeta cuando muere.Excluyo, por inútil,toda evolución filosófica,todo intento de veivindicaro explicar su muerte.Sólo que es absurdamente del carajo, y posible,aunque el muerto haya sido un gran muchachoque siempre supo el santo y seña del problema;que amó,que jodió mucho,a veces lo jodieron,y escribió durante añoscon el espectro de John Donney otro mundo de espíritus que rodeaba a su casaa la santísima hora de encontrarla palabra definitiva.Aún puedo ver el sol encendidotras los alambres del teléfono;la ciudad es un canto coralde luces y aparejosque no repara en tu silencio,mientras el mar se escapa a otros paísesdonde fuiste un transeúnte anónimojunto a la nieve y el deseo,un ignorado comensal de hotelesy espantosos caminosrociados con amores y desgracias.Aquí están, los amigos,estas líneas espesas son para ellos,para hacer más humano el convitedel muerto, del poetaque nos deja, justo a la edaden que la confradíaya comienza a morirde ausencia y aguaceros.
    Antonio Conte (Julio de 1985)
    Publicado en: El Caimán Barbudo, edición especial (4), febrero, 1986, p. 14

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  8. Llorando he leído el escrito de Pereira, llorando leí el email de Iván Cañas que me fue reenviado ayer comunicando la muerte de Conte. Llorando intento escribir ahora sentimientos que no lograré transformar en palabras.
    Conte fue en mi vida una de esas presencias permanentes más allá de la distancia o del tiempo. Presencia alimentada después que salió de Cuba por breves encuentros en Bogotá o en Miami pero siempre mantenida, siempre amorosa, ocurrente, irónica, estremecedora. Fue sorpresa nocturna de tertulias íntimas en mi casa de la Víbora o de Playa, poesía de días y noches, alimento del alma.
    Amigo, amor, hermano, queridísimo siempre, me seguirá acompañando de cualquier manera. Nunca quise entregarle para publicar los poemas que me escribió en diferentes épocas de nuestras vidas pero puede estar seguro que conmigo están bien. Serán cuidados y queridos y me seguirán acompañando diciéndome tiernamente sus palabras hasta que algun día quizás nos volvamos a encontrar.

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