LA MÚSICA DE LAS ESFERAS (*)
Por Manuel Pereira
Antonio del Valle, Manuel Pereira, Francisco Javier Gaxiola Ochoa y Carlos Prieto, después de un concierto espectacular en la Capilla Gótica del Instituto Cultural Helénico, 11 Octubre 2011. |
Carlos Prieto es un gran músico de fama internacional, una gloria de México. Pero me gustaría apuntar que es mucho más que el mejor chelista del mundo, es también un escritor, un intelectual. Días atrás, cuando yo leía su monumental obra Cinco mil años de palabras, pensaba que este hombre no sólo vive en la música de las esferas de Pitágoras, sino que también habita en la Torre de Babel porque se me reveló como un filólogo de vasta erudición, un paleolingüista que ha explorado diversos mapas idiomáticos, desde el alfabeto fenicio hasta el cirílico, y aun más allá.
Su curiosidad es infinita, su pasión, renacentista: investiga no sólo el origen y desarrollo de las lenguas romances, sino también el misterio de las etimologías y las ortografías, irrumpe en las tribus indoeuropeas, nos lleva de la mano siguiendo el rastro de celtas, vikingos, galos... todo ello descrito con gran amenidad.
En su espíritu confluyen o conviven otras ciencias y actividades: ha sido ingeniero, economista, incluso industrial prominente. Hoy presentamos aquí la nueva edición de otro libro suyo: Las aventuras de un violonchelo, publicado por el Fondo de Cultura Económica. Ese instrumento es todo un personaje, está cargado de historia y lo acompaña desde hace treinta y un años. El “Piatti” es un stradivarius que nació hace casi tres siglos en Cremona, Italia. Es el mejor amigo de Carlos Prieto, nunca se separan. Algunas personas van a todas partes con sus mascotas, los llevan en aviones y en barcos, se alojan en hoteles con sus gatos o sus perros. Otros llevan siempre consigo un talismán, la imagen de un santo, la medalla de alguna virgen. A Carlos Prieto siempre lo acompaña la sombra de su Piatti.
Lo que cuenta el libro que hoy tengo el honor de presentar son las peripecias de ese instrumento a lo largo de tres siglos, sus viajes a través de diversas geografías, sus distintos dueños, su convivencia con compositores inmortales, con príncipes y hasta con pintores geniales como Goya.
Entre tantos avatares, el pobre “Piatti”, en una ocasión, estuvo a punto de que un camión de la basura se lo llevara al fin del mundo. Este libro es una novela cuyo protagonista es un instrumento musical devenido casi humano, incluso me atrevería a decir que es divino. Esta Capilla Gótica ofrece la estructura acústica idónea para Carlos Prieto y su Piatti. El estilo de las piedras que nos rodean oscila entre el románico y el gótico, es decir, estas canterías tienen entre seis y ocho siglos de antigüedad. La pregunta que me estoy haciendo desde hace días es la siguiente: ¿Esta Capilla Gótica fue hecha para Carlos Prieto y su Piatti, o Carlos Prieto y su Piatti fueron hechos para ella?
Cuenta la historia que allá en Egipto, antes de la batalla contra los mamelucos, Napoleón se dirigió a sus tropas: “Soldados, recordad que desde lo alto de esas pirámides, cuarenta siglos os contemplan”. Hoy pudiéramos parafrasear aquellas palabras y decirles a ustedes: Queridos invitados, recordad que esta noche, desde lo alto de estos arcos ojivales, ocho siglos de cantería oirán a las musas griegas expresándose a través del talento de Carlos Prieto y del genio escondido en su extraordinario stradivarius.
(*) Palabras de presentación de Carlos Prieto antes de su concierto
en la Capilla Gótica. Ciudad de México, 11 octubre 2011.
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Estimado Manuel,
ResponderEliminarCon tu artículo, se revive esa gran experiencia de conocer y escuchar a Carlos Prieto y a su Piatti, en la Capilla Gotica.
Y claro tu brillante frase de Napoleón adecuada a Carlos Prieto.
Te agradezco nuevamente el acercamiento que nos das a tus alumnos a la cultra y al arte.
Saludos
Edgar.